Damián Salgado - Introducción a la moneda romana repúblicana

Damián Salgado es un reconocido numismático argentino, autor de numerosos catálogos y valiosas obras de divulgación, quien en abril de 2020, debido a las circunstancias de la pandemia de Covid-19 se vio en la obligación de filmar sus clases y distribuirlas por medio de la plataforma online YouTube. Hablamos aquí del Nivel IV de su prestigiado Seminario de Numismática e Historia Monetaria, dictado en el marco de las actividades del Centro Numismático de Buenos Aires. En buena hora, podríamos decir, ya que esto ha resultado en un incalculable beneficio para toda la comunidad académica y para el público en general, en la medida en que estas clases han quedado a disposición de una audiencia mucho más vasta de la que hubieran sido sus originales destinatarios.

 

Damián Salgado se encuentra actualmente trabajando en la clasificación y catalogación de las monedas de la colección numismática del Museo Histórico Nacional, colección que, lamentamos decirlo, sufriera un robo a comienzos de 2020, luego del cual, afortunadamente, se logró recuperar buena parte de las piezas perdidas. Puesto que buena parte de la colección se compone de monedas republicanas romanas, el autor ha entendido que la ocasión era justa para dar a conocer al público algunas de las características de estas monedas.

 

Pasaremos aquí a hacer un resumen de los contenidos de dicho video.

 

Época primitiva y período pre-denario.

 

En su época primitiva, la economía de Roma era eminentemente agraria, de manera que era el ganado, especialmente ovino, el que cumplía la función de dinero. Justamente, la palabra latina para dinero, pecunia, deriva de pecus, “ganado”.

Luego, como los demás pueblos itálicos, adoptaron los metales como dinero, y en particular el bronce (sobre todo por su resistencia a la oxidación, a diferencia del hierro). Este tipo de dinero se conoce como aes rude, “bronce en bruto” o aes infectum “bronce informe”; se trata, efectivamente, de pequeños trozos amorfos de este metal. Los pagos, entonces, se efectuaban en trozos de este metal y se cuantificaban pesándolos en la balanza. De este modo, el sistema monetario romano coincidía en sus orígenes con su sistema de pesos: su base era la libra romana (327 g aproximadamente), que se dividían en 12 onzas (sg. uncia, pl. unciae).

Más adelante (c. 280-250 a.C.), el estado romano comenzó a producir lingotes de peso y contenido metálico controlados, generalmente de unas 5 libras de peso, bastante raros en la actualidad: es el llamado aes signatum, “bronce sellado”, puesto que dichos lingotes eran fundidos con diversos diseños.

Contemporáneamente (c. 280-217 a.C.), aparecen las primeras monedas, también fundidas, de bronce, que son conocidas como aes grave, “bronce pesado”. Se trata, en realidad, de una serie de denominaciones, de las cuales la mayor era el as, equivalente en teoría a una libra de bronce:

 

1 as = 1 libra (327 g) = 12 unciae

1 semis = 1/2 as = 6 unciae

1 triens = 1/3 as = 4 unciae

1 quadrans = 1/4 as = 3 unciae

1 sextans = 1/6 as = 2 unciae

1 uncia = 1/12 as = 2 semunciae = 4 quadrunciae

 

            Por razones relacionadas con la técnica de producción de estas monedas, las mismas se fundían con pesos muchas veces inexactos, y sin inscripciones, con motivos gráficos sencillos y marcas de denominación sencillas.

            Hacia 225 a.C., se hizo una reducción del peso del as, la unidad monetaria, a unos 270 g, al tiempo que se estandarizan los diseños para cada denominación:

 

As. Anverso: cabeza de Jano / Reverso: proa de galera, marca de denominación (I)

Semis. Anverso: cabeza de Saturno / Reverso: idem, marca de denominación (S)

Triens. Anverso: cabeza de Minerva / Reverso: idem, marca de denominación (****)

Quadrans. Anverso: cabeza de Hércules / Reverso: idem, marca de denominación (***)

Sextans. Anverso: cabeza de Mercurio / Reverso: idem, marca de denominación (**)

Uncia. Anverso: cabeza de Roma / Reverso: idem, marca de denominación (*)

 

            Al mismo tiempo (c. 280-225 a.C.) en que se producían las monedas de la serie del aes grave, los romanos habían comenzado a acuñar monedas de plata al estilo griego, al principio no en Roma sino en ciudades de la región de Campania, especialmente Nápoles y Capua, centros de reclutamiento de mercenarios itálicos bajo control romano. La unidad monetaria de esta serie era la didracma, similar a la propia de Nápoles, con unos 7 g de peso, luego reducidos a unos 6,5 g. La primera moneda romana de plata es el llamado quadrigatus, de peso similar a la didracma de plata reducida, y con un valor equivalente a unos 10 ases, llamado así por tener de diseño de reverso a Júpiter portando el rayo y un cetro largo, montado sobre una cuadriga con la inscripción en exergo ROMA (las anteriores monedas de plata habían usado el gentilicio griego: “de los romanos”).

            La Segunda Guerra Púnica (218–201 a.C.) trajo consigo el colapso del sistema monetario romano, con sucesivas devaluaciones (reducciones de peso) del aes grave. Fue justamente la reducción en peso lo que hizo que fuera posible acuñar (en vez de fundir) las monedas más menudas de la serie: mientras que el as y el semis continuaron siendo fundidos, las restantes denominaciones pasaron a ser acuñadas.

 

            La reforma del denario.

 

            En 211 a.C., cuando su situación en la Segunda Guerra Púnica comenzó a mejorar, la República Romana inició una reforma monetaria exhaustiva. Se abandonó el quadrigatus, el cual se había devaluado hasta acuñarse prácticamente en vellón, y se introdujo una nueva moneda de unos 4,5 g de peso, el denarius. El nombre provenía del hecho de que dicha moneda valía 10 ases, siendo su marca de denominación justamente el numeral romano X. Otras denominaciones de esta serie fueron el quinarius (1/2 de denario, equivalente a 5 ases, con marca V) y el sextertius (1/4 de denario, equivalente a 2,5 ases, de donde su marca IIS). Con el tiempo, el denario pasó a adoptar como tipo más frecuente de reverso a la Victoria alada conduciendo una biga.

La serie del as, enteramente en bronce, siguió siendo producida, pero ahora todas sus denominaciones fueron acuñadas. El peso del as se redujo a unos, en promedio, 35 g.

            Durante los primeros años de este período apareció también una moneda curiosa, el victoriatus, en plata de un 80% de pureza, más baja que el denario (de plata pura), con un peso de 3,5 g, y posiblemente acuñado para pagos militares de emergencia. Con todo, dicha moneda siguió siendo acuñada por unos cien años, hasta que al cabo de varias devaluaciones llegó a valer lo mismo que un quinario y se fundió con dicha denominación, adoptando el quinario como tipo más frecuente de reverso la Victoria, que le daba su nombre al victoriatus.

           

Acuñaciones de los triunviros monetarios.

 

Posiblemente en coincidencia con la reforma del denario, los romanos introdujeron el puesto oficial del triunviro monetario: tresviri aere argento et auro flando et feriundo, abreviado III VIRI AAAFF: “triunviros a cargo de la fundición y acuñación del bronce, la plata y el oro” – aunque debe entenderse que la acuñación de oro en este período siempre fue excepcional. Se trataba de una de las primeras magistraturas del cursus honorum, la sucesión de cargos y honores cuya culminación era el consulado; como todas las magistraturas, esta era anual y, como la mayoría de ellas, colegiada (se trataba justamente de un cuerpo de tres magistrados). Estos, al principio, por razones de promoción política, colocaron marcas de emisión en las monedas, pasando luego a dejar en ellas sus iniciales o a introducir diseños alusivos a sus familias y personas. Es justamente en este período cuando se diversifican los diseños de la moneda de plata; también una innovación de este período fueron los cospeles “serrados”, posiblemente como medida anti-falsificación, que más tarde fue abandonada, posiblemente ante su ineficacia.

 

Emisiones extraordinarias e imperatoriales.

 

Se trata de monedas emitidas bajo la autoridad, no de los triunviros monetarios, sino de otros magistrados, por autorización especial del Senado, por lo que suelen portar la abreviatura SC o EX SC (ex senatus consulto, “de acuerdo a decreto del Senado”). Podemos hallar entonces emisiones a cargo de pretores, pro-pretores, pro-cuestores, ediles, ediles curules, etc. También en dicha época (siglo I a.C.) comienzan a aparecer las acuñaciones imperatoriales, autorizadas por los generales en campaña, generalmente en guerra civil, los cuales, no teniendo muchas veces autorización del Senado, de algún modo la usurpaban.

 

El bronce en la República Romana tardía.

 

Las mismas marcas de emisión y luego nombres de monederos que aparecen en la moneda de plata figuraron también en la moneda de bronce republicana. A partir de la reforma del denario de 211 a.C., el bronce va a pasar a adoptar el “estándar uncial”, con el as pasando a pesar una onza, y todas las demás fracciones pesando en consecuencia. Sin embargo, la moneda de bronce no era tan apreciada por el público como la de plata, de manera que hacia el 136 a.C., el valor de mercado del denario era de 16 ases, en lugar de los oficiales 10 ases. Por ello, en aquel año el denario fue retarifado justamente en 16 ases, creándose una marca de denominación que combinaba los numerales X, V e I en una especie de estrella.

Hacia el año 100 a.C. aproximadamente, la situación de los metales se revirtió y se produjo una escasez relativa de moneda de bronce. Por ello, en el 91 a.C., se introduce la Lex Papiria de assis pondere, “ley papiria sobre el peso de as” (impulsada por el tribuno Gaius Papirius Carbo), que reduce el peso del as a la mitad: es el comienzo del as semiuncial, con un peso de media onza de bronce. También los imperatores (generales en pugna en los períodos de guerra civil) acuñaron por momentos monedas de bronce.


Escribe: Federico L. Bruzone, 14 de julio de 2021

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